Te susurro mi poema de amor
detrás de la nuca,
suavemente, disimulas y sonríes.
Después de escuchar este poema,
el próximo te lo diré muy pegado a tu oreja,
escuchare entre risa más fuerte,
y mis labios te harán cosquilla.
Te divertirás y no disimularás
porque mis poemas te encantara.
Me pedirás siempre uno más,
te entregaré el alma y el corazón
te daré todo mi amor,
sentirás de nuevo mi boca muy cerca
en tu oreja.
Esta vez más cerca,
me darás tú mejor carcajada,
al voltearte me dirá:
Gracias mi amor,
porque mi corazón suspiró,
en esta hermosa noche,
gracias por tu magnifica velada …
Autor Santos M. González
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