Pasaron los años y el amor
se vuelve como el vino,
hermoso, rico y
divino
donde el paladar no olvida
el sabor que dejamos
en nuestras copas.
En tus ojos sigo siendo tu inquilino
y el tiempo no olvida lo vivido,
con el vaivén de las desavenencias
Las promesas
fueron tan firmes
que hoy estoy aquí,
leyendo nuestros poemas
Porque está prohibido olvidarte…
Santos M. González
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