Abstenía encarecida
en tiempos de encomio,
distracción del corazón
por la mujer amada,
que juega al esconder
en una noche de frío.
Bendita mujer de mis sueños,
llegaste a mi vida en hora buena,
maldita distancia de tierras cubierta
por mares y arena,
sonata de amor
tocada en la orilla del universo.
Ausencia del cantar coquí
en tierras extrañas,
aunque no es fácil para mi
dejar mi mundo atrás,
vale la pena
estar frente a ti
y mostrar mi corazón
desnudos .
Enamorado por devoción
poeta por vocación,
cantares de simpatía,
beneplácito de nuestras miradas,
heroína de un amor
encadenado.
Arrullos que levitan almas
para encontrarme contigo,
acariciarte tu rostro
para levantar tus cabellos rizados
y susurrarte un verso de amor
en tu oído:
“Llegue justo a tus brazos
para recibir tu calor
y como un buen cupido,
te voy a disparar una flecha
justo en el medio del corazón”.
Santos M. González
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