La furia de mi
sentir
se apodero de mi,
al saber que se
marchó,
lo busque y no
lo encontre
grite tu nombre
y
destroce
todo a mi
paso...
La frustracion se
lleno de mi
herido,
triste muy
lloroso,
y hasta
temblando
porque
estabas
él, estaba
siempre presente...
Comencé
hablar solo,
los vecinos me
miraron
algunos se
asustaron,
creían que
estaba loco...
Una
mujer se
acerco,
me arrullo en
sus abrazo,
luego me calmo y
seco hasta
mis lágrimas...
Al voltearme,
vi que era mi
madre,
me preguntó:
¿Qué te
pasa hijo mio?
Llorando le
respondí:
“Me hace falta
mi viejo,
y quiero
arrancarme
el dolor del
alma,
porque hoy
no lo tengo”...
Autor: Santos M.
González
Derechos
reservados
No hay comentarios:
Publicar un comentario