Lunas ocultas
en una noche despejada
serena y tranquila
en un lugar del campo,
hasta que se escucharon
unos fuertes gritos
aterradores…
Abrí mi ventana y escuche de nuevo
un espantoso grito,
corrí despavorido a ver que sucedía,
vi un alma en pena entre las sombras
y me decía: “Sálvame de esta locura
que llaman purgatorio,
muere mi corazón
en una noche sin remedio,
protégeme mi alma
de esta terrible angustia””.
Entre a la casa asustado,
mi puertas de tanto tocar
la querían tumbar,
me sentí temeroso,
mi piel sintió escalofrío
y solo una dulce voz
me decía: “Haz lo que te pido”.
Prendí una vela
y enseguida se escucharon
quince voces llenas de dolor
y llenas de aterradora mustia
que decían:
“Hazme una oración
por todos los condenados,
quítames el dolor,
así llenarás
de consuelo sus almas”.
Autor : Santos M. González
Derechos reservado de autor
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